Hemos estado en Santander para recibir al 2011. Me encanta ir, estar con nuestra familia a la que por desgracia vemos poco, pasear por esa ciudad tan bonita y disfrutar de su gastronomía que es inmensa.
He pensando que a lo largo de este año crearé una pestaña con recetas Cántabras y la inauguraré con la receta del "Cocido Montañés" que es el plato preferido de mi marido.
Que ¡¡¡anchoas!!! Él queso de nata, las rabas, los caracolillos (bígaros), los cariocos con chorizo y papada, el bonito en cualquiera de sus preparaciones, el ya nombrado cocido montañés y podría estar hasta mañana diciéndoos cosas.
Que días de aperitivos, comidas, meriendas, cenas…..así que he pensado que podía hacer una ensalada, una receta ligera, sencilla muy apetecible que nos puede sacar de un apuro en más de una ocasión.
ENSALADA DE RUCULA, MANZANA CARAMELIZADA Y QUESO DE CABRA
INGREDIENTES:
Rúcula
75 gr. Nueces
75gr. Pasas
2 Manzanas
100gr. de Beicon
Queso de cabra
2 cch. Vinagre de Módena
ALIÑO:
Vinagre de Módena (1 parte)
Aceite de Oliva (3 partes)
Sal
1 cch. Sopera de Miel
Partir el beicon en daditos, poner en una sartén y dejar que se haga en su propia grasa.
Pelar y lonchear las manzanas y agregar a la sartén con el beicon, añadir dos cucharadas de vinagre de Módena y dejarlas confitar a fuego lento.
Quitar la corteza al queso de cabra, partir en cuadraditos y dar una vuelta en la sartén con la manzana y el beicon, cuidado que se deshace.
En un bol poner el vinagre, la sal y la miel. Mezclar bien e ir añadiendo el aceite poco a poco sin parar de batir, así emulsiona y queda genial.
Las cantidades de vinagre son orientativas, ya sabéis que sobre gustos no hay nada escrito, yo le pongo siempre 3 partes de aceite por una de vinagre.
MONTAJE:
En una ensaladera poner la rúcula, las pasas y las nueces. Encima la manzana con el beicon y el queso de cabra. Poner el aliño, siempre en el último momento y a disfrutar.
Yo hacía esta ensalada sin confitar la manzana, el beicon y el queso, con el vinagre. El otro día mi sobrina María nos dijo que el cocinero de un restaurante donde va ella la hacía así. Nos pusimos manos a la obra y resultó exquisita no quedó nada, repetimos y repetimos.
Acompañamos la ensalada con unas tortillas de patatas hechas de manera tradicional y morcilla que habíamos comprado en Burgos. Resultó una cena estupenda, por la comida, la conversación y la compañía.
Los buenos momentos están llenos de cosas sencillas.
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